viernes, 27 de julio de 2012

No somos perfectos, pero…


Hay cuatro clases de temperamentos: Flemáticos, sanguíneos, colérico y melancólico. Y a cada uno de nosotros nos ataca a veces la depresión cuando cometemos errores. No nos gusta que nos vean imperfectos. Especialmente cuando dentro de nuestras venas corre sangre con bastantes gotas de orgullo. El orgullo nos hunde en la depresión. Y a veces hasta caemos en lo obsesivo.

No son demonios ni espíritus malignos, no. Solo son reacciones internas de nuestro ego que se quiere defender de ser juzgados por otros. Porque somos buenos para juzgar pero malísimos en aceptar que lo hagan con nosotros. Lo que dijo Jesús sigue en vigor: Miremos la viga de nuestro ojo y no la paja en el ajeno. Pero, ¡cuánto cuesta! y, claro, caemos en la depresión cuando hacemos algo que merece una buena regañada por alguien más, especialmente por alguien que amamos y fastidiamos con nuestros errores.

Hay quienes, como los sanguíneos que cuando cometen un error se enojan con alguien más en lugar de enojarse con ellos mismos, siempre hay un culpable a quien echarle el lodo de nuestras imperfecciones. O qué me dice de los coléricos, revientan al menor error. Gritan, patalean, insultan y hasta llegan a irse de la congregación. Todo porque no saben enfrentar, como dicen los sicólogos, sus miedos. Miedo a ser vistos como son: humanos. Los flemáticos no se quedan atrás, aquí no ha pasado nada, mis amigos. ¿Errores? ¿Quién los hizo? Los choferes de buses son expertos en este tipo de temperamento. Le chocan su carro, se le atraviesan y lo dejan medio muerto exactamente debajo del semáforo en rojo, pero ellos se bajan como si nada y le preguntan: ¿Qué le pasó a usted? ¿No vio que yo venía por ahí? Así que tenemos que lidiar con todo esto que nos rodea, pero especialmente debemos saber que nosotros también somos parte del rodeo.

El temperamento no se puede eliminar pero sí se puede transformar. Pero requiere una buena dosis de conocimiento, de humildad, de saber reconocer que no somos extraterrestres ni que venimos de la luna. Somos como el resto de los mortales, con nuestras altas y bajas. Cuando comprendamos esto podremos modificar nuestras conductas y aceptar a los que aún no lo han logrado. Y, ¡Agárrese!, quizá usted no sabía esto: Estamos aquí para cometer errores; ésa es una parte de nuestro destino de la que no hay escapatoria. Hay dos caminos que podemos tomar: admitir nuestros errores y cambiar, o esconder la verdad de nosotros mismos y culpar a los demás.

Hoy, permítase descubrir sus imperfecciones. Dese un permiso para ser vulnerable. Esto es lo que le lleva al cambio. Por evitar esta “vergüenza” es que muchos no se atreven a hacer cosas grandes y vistosas. No se permiten amar, saludar, estrechar manos, dar un abrazo, decir un “te amo” a alguien, dar un tronado beso en alguna mejilla, sentir un poco de melancolía cuando llueve o vivir el agradable aroma de la tierra mojada, menos aún, a dejar rodar por sus mejillas el suave rodar de una lágrima.

En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está corrompido por los deseos engañosos, renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Efesios 4: 22-24 (NT)


Fuente: devocionalescristianos.org

miércoles, 25 de julio de 2012

Antes que nacieras ya tenías propósito


“Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones.” Jeremías 1:5 (Nueva Versión Internacional)

Jeremías descubrió su propósito después que dejó a un lado su temprana edad. Cuando él creyó la palabra que Dios habló a su vida se encendió su llamado de ser profeta del Señor. Jeremías entendió que antes de nacer él ya tenía un propósito en la tierra, no obstante lo que pensara de sí mismo. Muchos otros hombres de Dios entendieron que habían sido elegidos por el Todopoderoso antes de nacer para un propósito en específico. Noé entendió que solo construyendo el arca y convencer a su familia que lo siguiera cumpliría su propósito, y así lo hizo. David supo que desde el momento que fue ungido su vida como la conocía sería transformada para vivir el propósito de Dios. Después de haber sido salvo Saulo de Tarso (el que sería Pablo) descubrió su propósito, convertirse en apóstol de Jesucristo. Momentos después que Simón (el que sería Pedro) dejó las redes como una profesión, descubrió que había sido llamado a ser pescador de hombres.

Igualmente nuestro Señor Jesús. Dejando la carpintería para ser el que salvaría a la humanidad. Tú que has sido lavado por la sangre de Cristo, tienes un propósito. Mismo que Dios te asignó antes que nacieras. Pues Él supo antes de los tiempos que aceptarías a Jesús como tu Salvador. Dentro de ti existe un propósito que no se apagará. Y sin importar cuántas obras buenas realices si no cumples tu propósito en la tierra, habrás fracasado. Tu propósito está tatuado en ti, y fue depositado para glorificar a Jesús y para bendecir al mundo.

Pídele a tu Padre Dios que te muestre tu propósito, y que te permita creerle de todo corazón para realizarlo. Sin importar qué tan joven o anciano seas, no obstante tu pasado, a pesar de que tengas que desprenderte de tu oficio, sin importar que tengas que abandonar tu comodidad, o que en apariencia carezcas de las características para realizarle, créele a Dios tu propósito y dale vida.

Desde antes que nacieras Dios te dio un propósito.


Fuente: devocionaldiario.com

lunes, 23 de julio de 2012

No importa que nadie crea en ti – Richy Esparza


“¿No es acaso el carpintero, el hijo de María y hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están sus hermanas aquí con nosotros? Y se escandalizaban a causa de él.” Marcos 6:3 (Nueva Versión Internacional).

Hasta los veintinueve años Jesús estuvo en el anonimato. Realizando una profesión como cualquier otro hombre. No obstante cuando cumplió treinta años, Dios lo reconoció públicamente como Su Hijo en el Jordán (Mateo 3:17). Un evento que no a todos fue visible o audible, mas a unos cuantos afortunados. Jesús sabía que Él era el Hijo de Dios, aquellos que habían visto Sus obras sabían que había algo único en Él, pero para aquellos con quienes Jesús había crecido Él era el mismo. Lo cual fue solamente incredulidad.

Ellos no entendían cómo Aquel que realizaba trabajos de carpintería, era el Hijo de Dios. Incluso dicen las Escrituras que ni sus propios hermanos creían en Él (Juan 7:5). Jesús trató de hacer milagros en Su tierra, pero solo realizó unos pocos por la falta de fe en ellos. Nuestro Señor dijo al respecto de esto que no hay profeta que tenga honra en su tierra, entre sus familiares y en su propia casa (Marcos 6:4). Si tú al igual que nuestro Señor Jesús has recibido un llamado de parte de Dios a mostrar Su salvación, y para hacerlo Él te ha ungido con el Espíritu Santo, no obstante en tu tierra, en tu familia o en tu casa no crean lo que aseguras, no te desanimes. Mantente fiel a lo que escuchaste de parte del Señor y Él se encargará de que Su obra prospere.

No te desgastes tratando de agradar a aquellos que no creen en ti o tu llamado. Mayormente agrada a Dios y mantente firme en lo que escuchaste.

Solamente necesitas que Dios crea en ti para realizar lo que Él te ha encomendado. Al igual que Jesús enfócate solamente en agradar a Dios. Si al igual que Jesús has estado mucho tiempo en el anonimato, sirviendo incondicionalmente a tu Señor, Él se encargará de que recibas el fruto de tu esfuerzo.

No importa que nadie crea en ti, Dios cree en ti.

viernes, 20 de julio de 2012

Resumen del retiro “Apasionados Por Su Presencia”


¡Muchas bendiciones jóvenes!

¿Qué les parece si salimos un poco de la rutina? Como yo no puedo escucharlos, voy a suponer que dijeron “¡Sí!”.

Aquí les dejo un resumen breve realizado en medio de una dinámica por uno de nuestros jóvenes. Este resumen tiene el tema de cada uno de los mensajes, impartidos hasta el domingo, en nuestro retiro “Apasionados Por Su Presencia”. 
Si quieren ver los mensajes completos, abajo tienen los links donde los pueden ver o descargar.





miércoles, 18 de julio de 2012

Y cuando andaban no se volvían – Brendaliz Avilés


Y cada uno caminaba derecho hacia adelante; hacia donde el espíritu les movía que anduviesen, andaban; y cuando andaban, no se volvían”. (Ezequiel 1:12)

El cap. 1 de Ezequiel relata la visión de la gloria divina que Dios le dio al profeta. Pero el versículo que en estos momentos ha llamado toda mi atención es este que les comparto, donde el profeta Ezequiel da la descripción de unos seres vivientes y lo que hacían. ¿Por qué ha llamado mi atención? Porque creo firmemente que lo que aquellos seres vivientes estaban haciendo, metafóricamente estamos llamados a hacer nosotros también.

1. Caminar derecho hacia adelante. No mirando hacia atrás para ver lo que se dejó, sino para recordar de dónde Dios nos ha sacado y librado. Para extendernos e ir sembrando la preciosa semilla de la verdad y del amor de Dios. Ir enfocados en la misión y el propósito al cual entendemos que Dios nos ha llamado. Dejar fluir de nuestro interior y cumplir con aquella misión que se nos ha encomendado.

2. Un punto que considero vital y bien importante: dice que hacia donde el espíritu les movía que anduviesen, andaban. Esto implica dirección, sujeción y obediencia. Una total dependencia a las instrucciones y a la voz de Dios. La humildad de reconocer que somos instrumentos en sus preciosas manos y dejarnos dirigir por su Espíritu Santo. Ese que nos escudriña, aconseja, exhorta, revela y nos guía.

Saber que el agradar a Dios es más importante que el agradar a los hombres. Que aunque nos cueste, debemos cumplir a cabalidad con aquello para lo que hemos sido escogidos y llamados, reconociendo que él nos respaldará.

3. Dice que cuando estos seres vivientes andaban, no se volvían. Pablo decía que nosotros no somos de los que retroceden para perdición. Esto implica firmeza, una característica que debemos procurar tener. Porque esa firmeza nos ayuda a mantenernos enfocados y con la vista puesta en el objetivo. Debemos estar claros para llegar a la meta. Dice la Biblia: “que Jesús dijo que ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:62). A Dios le agrada esos corazones a los cuales les gusta conquistar las bendiciones que él tiene reservadas para ellos.

Sin embargo, y siendo muy sinceros, creo que son muchas las ocasiones en que presionados por las circunstancias queremos rendirnos y mirar atrás. Dejarlo todo, tirar la toalla, enganchar los guantes y de paso si es posible salir corriendo. Y Dios en su inmensa misericordia, nos habla pacientemente para que no nos salgamos del camino, ni nos rindamos.

No volvamos nuestra mirada atrás, no nos apartemos del lugar de la conquista.

Fuente: http://www.devocionaldiario.com

lunes, 16 de julio de 2012

Durmiendo durante la tormenta


Un joven aplicó para un empleo de obrero en una granja. Cuando el granjero le preguntó sobre sus calificaciones, él dijo: “Puedo dormir cuando el viento sopla”. Esto sorprendió al granjero. Pero como le cayó bien el joven, lo empleó.

Unos pocos días más tarde, el granjero y su esposa fueron despertados en la noche por una violenta tormenta. Rápidamente comenzaron a revisar las cosas para ver si todo estaba seguro. Hallaron que las ventanas de la granja habían sido aseguradas. Un buen suministro de leña había sido colocado junto a la chimenea.

El joven dormía profundamente. El granjero y su esposa inspeccionaron entonces su propiedad. Hallaron que todas las herramientas habían sido colocadas en el depósito, libre del efecto de los elementos.

El tractor había sido movido al garaje. El granero estaba adecuadamente bajo llave. Aún los animales estaban calmados. Todo estaba bien.

El granjero comprendió entonces el significado de las palabras del joven: “Puedo dormir cuando el viento sopla”. Porque el obrero hizo su trabajo leal y fielmente cuando los cielos estaban claros, estaba preparado para la tormenta cuando esta vino. Así que cuando el viento sopló, él no tuvo temor. Pudo dormir en paz.

Cuando caminos en la diligencia, la productividad y la responsabilidad, entonces podemos descansar sabiendo que justo hemos hecho lo que teníamos que haber hecho. Estás siendo responsable donde vive, trabajas o ministras? Entonces... Duerme en paz.

Esdras subió de Babilonia. Era escriba diligente en la ley de Moisés, que el Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de el Señor su Dios estaba sobre Esdras. Esdras 7:6
El perezoso no atrapa presa, no atrapa presa. (no pone a asar lo que ha cazado. Texto de difícil traducción.) pero el diligente ya posee una gran riqueza. Prov 12:27
El perezoso ambiciona, y nada consigue;el diligente ve cumplidos sus deseos. Prov 13:4

Fuente: http://www.renuevodeplenitud.com 

miércoles, 11 de julio de 2012

Esperanza por Alfredo Sánchez


“La esperanza que se demora es tormento del corazón; Pero árbol de vida es el deseo cumplido”. Proverbios 13:12

En nuestra vida a diario nos proponemos metas para cada uno de nosotros, algunas las podemos ver realizadas, sin embargo hay otras las cuales no las vemos realizadas, estas metas no realizadas nos pueden llegar a desilusionar. 

¿Cómo te afecta esto? La Biblia nos habla de esto en la NVI dice: “La esperanza frustrada aflige al corazón; el deseo cumplido es un árbol de vida”. Cuando un sueño no es realizado, cuando una meta no es alcanzada, cuando una esperanza es frustrada, el corazón es afligido. Nos duele mucho cuando tenemos ese sueño a nuestro alcance y por algun motivo se nos escabulle. Esta mañana la Biblia nos invita a trabajar arduamente y que demos lo mejor de nosotros, porque el fracaso es un trago amargo.

La hermosa promesa que vemos en este versiculo es que el cumplimiento de nuestros deseos es como un arbol de vida. ¿Te imaginas un arbol cuyo fruto es la vida misma? 

Fuente: especialidadesjuveniles.com