Decidirse por Cristo y andar en Sus caminos es suficiente para que cualquiera experimente una vida grandiosa.
Si de verdad hemos sido transformados difícilmente tendremos algún motivo para quejarnos; por el contrario, ahora tenemos muchos motivos para estar agradecidos.
Sin embargo, hay algo en lo que coincidimos todos los cristianos y de lo cual pudiéramos quejarnos ante Dios: -¿Por qué no lo conocí antes? Claro, al experimentar la vida abundante que nos regala Cristo es lógico lamentarnos por no haber disfrutado desde siempre de ese beneficio.
Sin embargo no debiéramos quejarnos de tal cosa porque el pasado quedó atrás y allá no podemos volver jamás. Además los cristianos sabemos que Dios siempre llega en el momento preciso. Aún para salvarnos del castigo eterno…“Todo tiene su tiempo…”. Él sabía de nosotros desde mucho antes que naciéramos, nos escogió desde antes de la fundación del mundo, y como tal sabía en qué momento iba a rescatarnos.
La omnisciencia de Dios es tan grandiosa, que todo eso que vivimos nos servirá para ayudar a otros en situaciones similares. Dios tiene el tiempo preciso para cada uno por ende trata particularmente con cada uno, Él no nos creó en serie sino que somos exclusivos y únicos.
Por tanto, lejos de quejarnos o lamentarnos por lo que hicimos o dejamos de hacer en otro tiempo, estemos contentos porque en Cristo ahora tenemos paz para con Dios, con los demás y con nosotros mismos; lo cual nos hace bienaventurados, nos hace vivir verdaderamente.
Dios llega a tiempo porque conoce el ayer, el hoy y el mañana.
Lectura: 2ª a los Corintios 6:1-2
2ª Corintios 6:2 “…porque dice: En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido”
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