viernes, 30 de diciembre de 2011

Bordado

Cuando yo era pequeño, mi mamá solía coser mucho. Yo me sentaba cerca de ella y le preguntaba qué estaba haciendo. Ella me respondía que estaba bordando.

Yo observaba el trabajo de mi mamá desde una posición más baja que donde estaba sentada ella, así que siempre me quejaba diciéndole que desde mi punto de vista lo que estaba haciendo me parecía muy confuso.

Ella me sonreía, miraba hacia abajo y gentilmente me decía: “Hijo, ve afuera a jugar un rato y cuando haya terminado mi bordado te pondré sobre mi regazo y te dejaré verlo desde mi posición”. Me preguntaba porqué ella usaba algunos hilos de colores oscuros y porqué me parecían tan desordenados desde donde yo estaba.

Unos minutos más tarde escuchaba la voz de mi mamá diciéndome: “Hijo, ven y siéntate en mi regazo.” Yo lo hacía de inmediato y me sorprendía y emocionaba al ver la hermosa flor o el bello atardecer en el bordado. No podía creerlo; desde abajo se veía tan confuso.

Entonces mi mamá me decía: “Hijo mío, desde abajo se veía confuso y desordenado, pero no te dabas cuenta de que había un plan arriba. Había un diseño, sólo lo estaba siguiendo. Ahora míralo desde mi posición y sabrás lo que estaba haciendo.”

Muchas veces a lo largo de los años he mirado al Cielo y he dicho: “Padre, ¿qué estás haciendo? El responde: “Estoy bordando tu vida”. Entonces yo le replico: “Pero se ve tan confuso, es un desorden.

Los hilos parecen tan oscuros, ¿porqué no son más brillantes?”.

El Padre parecía decirme: “Mi niño, ocúpate de tu trabajo… y yo haciendo el mío, un día te traeré al cielo y te pondré sobre mi regazo y verás el plan desde mi posición. Entonces entenderás…”

Salmos 139:1

OH Señor, tú me has examinado y conocido.
Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme, Has entendido desde lejos mis pensamientos.
Mi senda y mi acostarme has rodeado, Y estás impuesto en todos mis caminos.
Pues aun no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Dios, tú la sabes toda.


Fuente: http://renuevodeplenitud.com/

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Un Rincón lleno de Basura

La casa era hermosa, del estilo del siglo diecinueve, y estaba rodeada de bellos jardines. Dentro de la casa había colecciones de relojes antiguos, lámparas de dos siglos de edad, sombrillas de todos los países, estatuillas de marfil, y otras muchas antigüedades. Pero Joan Abery, la dueña, de Reading, Inglaterra, nunca vivió allí. Ella vivió, durante treinta y cinco años, en un vaciadero de basuras.

Joan Abery había sido víctima de un cruel abandono. Su novio la había dejado plantada en el altar treinta y cinco años atrás. Eso la destrozó. No sólo rehusó poner pie bajo el techado de su casa, sino que nunca permitió que ningún otro viviera allí. Prefirió vivir entre la basura, rodeada de ratas y de cucarachas, que en su hermosa casa. Y allí murió, anciana ya, decrépita y solitaria.

Hay un proverbio bíblico que dice: «Más vale habitar en un rincón de la azotea que compartir el techo con mujer pendenciera» (Proverbios 21:9). En su amargura, Joan Abery modificó el proverbio de la siguiente manera: «Más vale habitar en un rincón lleno de basura, sola y tranquila, que en espaciosa casa mal acompañada.»

La basura no es lugar para vivir. Dios no hizo al ser humano para vivir en medio de la basura. Al contrario, Dios hizo para el hombre y la mujer un jardín encantador que les dio por vivienda. Fue la derrota, la sensación de desgracia y fracaso, lo que los llevó a alojarse entre los desperdicios y las alimañas. Joan merecía vivir en casa propia, rodeada de sus colecciones de arte, y entre jardines y flores, pero prefirió vivir entre la basura.

Así mismo hay muchas personas hoy en día que, pudiendo vivir en la limpieza y en el orden, en la belleza y en la cultura, prefieren vivir en medio de desperdicios y desechos morales. Porque vivir en medio de chismes y discordias, de peleas, de insultos y maltratos, es vivir entre la basura.

Vivir en borracheras continuas, en drogas y delitos; andar ocultando con vergüenza una doble vida; practicar descaradamente toda suerte de aberración moral, adulterios, abandono de hijos, desfalcos monetarios y traición de confianzas, es vivir entre la basura. No sólo la ciudad tiene sus basureros; también los tiene la sociedad que vive en ella.

Cristo quiere librarnos de toda basura moral. Él quiere darnos una vida limpia. Él quiere que vivamos en armonía y paz. Él quiere proporcionarnos una completa y total emancipación. Aceptemos el hogar de Dios. No vivamos más en los basureros de este mundo. Sólo en Cristo hay verdadera pureza.


Ama al Señor tu Dios, obedécelo y sé fiel a él, porque de él depende tu vida, y por él vivirás mucho tiempo en el territorio que juró dar a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob. Deuteronomio 30:20

¡Sonríele a la vida, Israel! ¿Quién como tú, pueblo rescatado por el Señor? Él es tu escudo y tu ayuda; él es tu espada victoriosa. Tus enemigos se doblegarán ante ti; sus espaldas te servirán de tapete. Deuteronomio 33:29


Fuente: http://renuevodeplenitud.com/

lunes, 26 de diciembre de 2011

El Ladrón y su Madre por Raúl Irigoyen

Un joven adolescente robó un libro a uno de sus compañeros de escuela y se lo mostró a su madre. Ella no solamente se abstuvo de castigarlo, sino más bien lo estimuló. A la siguiente oportunidad se robó una capa y se la llevó a su madre quien de nuevo lo alabó.

El joven creció y ya adulto fue robando cada vez cosas de más valor hasta que un día fue capturado en el acto, y con las manos atadas fue conducido al cadalso para su ejecución pública.

Su madre lo siguió entre la multitud y se golpeaba violentamente su pecho de tristeza. Al verla el ladrón dijo: “Deseo decirle algo a mi madre en su oído”.

Ella acercó su oído a él, y éste rápidamente mordió su oreja cortándosela. Su madre le reclamó que era un hijo desnaturalizado, a lo que él replicó: “¡Ah! Si me hubieras reprendido en mi primer robo del libro aquel, nunca hubiera llegado a esto y ser condenado a una ingrata muerte.

¡Qué terrible es que al buscar al responsable de las cosas que hoy vivimos, descubrimos que somos nosotros mismos! Y es que indefectiblemente habremos de cosechar lo que sembramos ya sea en nuestras propias vidas o en las de quienes nos rodean. La reflexión de hoy nos permite comprender cómo las pequeñas cosas que hacemos o permitimos hacer acaban por definir el rumbo de nuestras vidas. En lo que respecta a nuestros hijos o los de aquellos de personas a las que amamos, estemos dispuestos a corregirlos… lo que está en juego es su futuro. ¿Será este próspero o lleno de amarguras? Cada uno de nosotros, si estamos dispuestos a intervenir a favor de esos muchachos, podrá hacer la diferencia. Adelante y que el Señor les bendiga.

La experiencia me ha enseñado que los que siembran maldad cosechan desventura. Job 4:8

El que siembra maldad cosecha desgracias; el Señor lo destruirá con el cetro de su ira. Proverbios 22:8


Fuente: http://renuevodeplenitud.com/

viernes, 23 de diciembre de 2011

Navidad es Reconciliación Por Rick Warren

La mayor parte de la historia universal es un relato de conflictos. Durante los últimos 5.560 años ha habido cerca de quince mil guerras, y ésas san sólo las que se conocen hoy. Hoy en día, en el mundo se están librando 32 guerras, grandes y pequeñas. Pareciera que los seres humanos no tenemos mucho talento para vivir en paz con nuestros semejantes. Somos mucho mejores para los desacuerdos, las peleas y las contiendas.

Hace cien años, existía la creencia popular de que si se pudiera educar al mundo, todas las guerras desaparecerían. Pero luego de dos guerras mundiales entre las naciones más cultas del planeta, ese ingenuo optimismo se desvaneció. Sin una transformación del corazón, la educación simplemente nos permite concebir modos más sofisticados de matarnos unos a otros. Hay muchas personas brillantes en prisión. Una mente culta no produce automáticamente un corazón pacífico. Lo que el mundo necesita desesperadamente es la reconciliación.

Jesús vino para que, por medio de Él, nos reconciliemos con Dios

 Dice la Biblia: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación” (Ro.5:8-11).

Las personas lejos de Cristo sienten una falta de plenitud en sus vidas, pero que no saben lo que andan buscando. “Algo me falta”, dicen, o “la vida tiene que ser algo más que esto!” En consecuencia, prueban toda clase de remedios, actividades, logros, drogas y aventuras, en un intento por llenar el vacío que hay en sus corazones cuando lo que necesitan es reconciliarse con Dios. Nada puede suplir la relación rota con Dios.

La buena noticia de la Navidad es que Jesús vino a ser el puente de reconciliación entre el ser humano y Dios.

Para los que amamos al Señor, la reconciliación es un hecho y la podemos experimentar a diario. Pero no sólo es para nosotros. Dice: “Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación: esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación. Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: “En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios”. (2ºCo.5:17-20).

Somos reconciliadores. Navidad es la época ideal para ejercitarse en este bendito ministerio.


Fuente: http://devocionaldiario.org/

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Compinche de la Mafia por Max Lucado

Pasaje clave: “Porque no he venido a llamar a justos sino a pecadores” (Mateo 9:13).

Según su historial, Mateo era un recaudador de impuestos del gobierno. Según sus vecinos, era un pillo. Tenía en una esqui­na una oficina de recolección de impuestos y una mano exten­dida. Allí estaba el día en que vio a Jesús. «Sigúeme», le dijo el Maestro, y Mateo lo siguió. En el versículo que sigue encon­tramos a Jesús sentado a la mesa de Mateo cenando: «Jesús estaba comiendo en casa de Mateo» (Mt 9:10).

Una conversación en la vereda no hubiera satisfecho su corazón, así que Mateo llevó a Jesús a su casa. Algo ocurre en la mesa de la cena que no sucede en el escritorio en la ofici­na. Sáquese la corbata, encienda el asador, destape los refres­cos y pase la noche con el que colgó las estrellas en su sitio.

«¿Sabes, Jesús? Discúlpame por preguntarte esto, pero siem­pre quise saber…»

Aunque el hecho de extender la invitación es impresionan­te, la aceptación lo es mucho más. A Jesús no le importaba que Mateo fuera ladrón. A Jesús no le importaba que Mateo vivie­ra en una casa de dos pisos con las ganancias de su extorsión. Lo que le importó fue que Mateo quería conocerlo.

La proporción entre los que no lo vieron y los que lo busca­ron es de mil a uno. Pero la proporción entre los que lo busca­ron y los que le hallaron siempre fue de uno a uno. Todos los que lo buscaron lo hallaron.


Fuente: http://devocionaldiario.org/

lunes, 19 de diciembre de 2011

La Gracia de Dios por Max Lucado

No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (Hebreos 4.15–16).

Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe(Efesios 2.8–9).

Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca (1 Pedro 5.10).

Puedes ser una persona decente. Puedes pagar impuestos, besar a tus hijos y dormir con una conciencia limpia. Pero sin Cristo no eres santo. Entonces, ¿cómo puedes ir al cielo?

Solamente cree. Acepta la obra ya realizada, la obra de Jesús en la cruz.

Acepta la bondad de Jesucristo. Abandona tus propias obras y acepta las suyas. Abandona tu propia decencia y acepta la suya. Preséntate delante de Dios en su nombre, no en el tuyo.

¿Te parece fácil? Pues no fue nada fácil. La cruz era pesada, la sangre era real y el precio exorbitante. Pero como a ti y a mí nos habría llevado a la bancarrota, Él pagó por nosotros. Llámalo sencillo. Llámalo un regalo. Pero no lo llames fácil.

Llámalo lo que es. Llámalo gracia.


Fuente: http://devocionaldiario.org/

viernes, 16 de diciembre de 2011

Serie "Actívate" (parte 4 de 4) por Yamel Núñez


"Hechos a la imagen de Dios"

Génesis 1:1 "En el principio creó Dios los cielos y la Tierra".

Dios le dió la tarea al hombre de poblar la Tierra y gobernarla (Génesis 1:28). Y ésta responsabilidad no fue más que un préstamo.

Por tanto, si la Tierra es un préstamo, ¿qué rol hemos desempeñado en ésta?, ¿qué hemos hecho con ella?...

Discovery chanel declaró: "La Tierra es asombrosa". ¡Y verdaderamente lo es!.

Mientras más asombrosa es la naturaleza más hermosa es la imagen que refleja de Dios. La Tierra cuenta su historia  y hace evidente sus cualidades (Romanos 1:20). Pero, ¿es el mundo solamente asombroso?

1 Reyes 21:1-19 nos cuenta la historia de Nabot y Acab, un conflicto entre la generosidad y la avaricia, el cual concluye con un asesinato por un viñedo... por un pedazo de tierra... Entonces, ¿somos dueños de la Tierra para hacer lo que queramos con ella o debemos mantenerla intacta para demostrar la hermosura de Dios?

La Tierra fue y sigue siendo un préstamo, no es un lugar creado para destruir, Dios puso a alguien a cargo de ella y de los seres vivientes (a nosotros)... ¡Cuidémosla!

Reto:
1.- Actívate a hacer algo que no sea fácil por la tierra y por alguien.
2.- ¡Actívate! porque esto puede causar un efecto dominó.


Fuente: http://puertaabiertaonline.org/multimedia/cultos-juveniles/134-sabado-10-diciembre-2011.html

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Dos Ladrones, Dos Decisiones por Max Lucado


Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús (Romanos 8:1).

¿Te has preguntado alguna vez por qué hubo dos cruces cerca de Cristo? ¿Por qué no seis o diez? ¿Y te has preguntado por qué Jesús estaba en el centro? ¿Por qué no a la derecha, o bien a la izquierda? ¿No será que las dos cruces en el cerro simboli­zan uno de los regalos más grandes de Dios, el don de elegir?

Los dos criminales tienen mucho en común. Condenados por el mismo sistema. Condenados a una muerte idéntica. Rodeados de la misma multitud. Igualmente cerca del propio Jesús. E incluso, comienzan ambos con el mismo sarcasmo: «Así también lo insultaban los bandidos que estaban crucifica­dos con él» (Mt 27:44).

Pero uno cambió. Le dijo: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino». Jesús le contestó: «Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lc.23:42-43).

Piense en el ladrón que se arrepintió. Aunque sabemos muy poco de él, sabemos que en su vida cometió muchas faltas. Escogió compañeros malos, la moralidad errónea, la conduc­ta equivocada. ¿Pero podría decirse que su vida fue un desper­dicio? ¿Está pasando la eternidad con todos los frutos de sus malas decisiones? No. Todo lo contrario. Está disfrutando del fruto de la única decisión buena que hizo. Al final, todas sus malas decisiones fueron redimidas por una sola buena.

En su vida usted ha hecho algunas malas decisiones, ¿no es cierto? Mira su vida hacia atrás y se dice: «Si pudiera… si pudiera reparar las malas decisiones». ¡Puede! Una buena deci­sión para la eternidad compensa miles de malas decisiones hechas sobre la tierra.

Usted tiene que tomar la decisión.


Fuente: http://devocionaldiario.org/

lunes, 12 de diciembre de 2011

El amor por Max Lucado

El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta (1 Corintios 13.4–7)

Nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él (1 Juan 4.16)

El Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios (Juan 16.27)

Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros (Juan 13.34–35)

La búsqueda más difícil es la de la verdad y el amor.

Esta frase es gramaticalmente correcta. Sé que todos los maestros quisieran pluralizar esta frase y decir: Las búsquedas más difíciles son la de la verdad y la del amor. Pero eso no es lo que quiero decir.

El amor es una búsqueda difícil.

La verdad lo es también.

Pero pon las dos juntas, busca la verdad y el amor al mismo tiempo y sujétate firmemente, pues experimentarás la mayor aventura de tu vida.

Amor en la verdad. Verdad en el amor. Nunca uno a expensas del otro. Nunca el abrazo del amor sin la antorcha de la verdad. Nunca el calor de la verdad sin la calidez del amor.

Buscar ambas cosas es nuestra tarea principal.


Fuente: http://devocionaldiario.org/

viernes, 9 de diciembre de 2011

Serie "Actívate" (parte 3 de 4) por Rubén Daneri

Lucas 11:37-52


A veces hacemos parecer a nuestro grupo, ministerio o iglesia como un castillo, con una muralla impenetrable donde sólo se puede entrar por una puerta que únicamente se abre para las personas que son lo suficientemente "santos".

La única persona santa ha sido Jesús, y aún así los fariseos lo juzgaron por no lavarse las manos antes de comer, como era costumbre entre ellos. En ese momento, no pensaban en todo el trabajo que él estaba haciendo para ayudar a los demás, sino que se concentraron en juzgarlo por no cumplir con una de las tradiciones.

¿Te suena parecido? ¿Has juzgado a alguien por una trivialidad mientras olvidas todo lo bueno que hace? Es nuestro deber el tratar de que los demás miembros se sientan cómodos con nosotros. Cuando excluimos a alguien hacemos que esa persona no se sienta bienvenida.

¿Qué pasaría si en vez de un castillo, nuestra iglesia fuera un oasis en medio del desierto? Donde la vida de cada uno de nosotros pueda reflejar el oasis de Dios. Donde cuando alguien venga a beber, encuentre agua. Donde sea visible el amor, la aceptación y la misericordia de Jesús.

Actívate, identifica las necesidades, haz algo para que sean tuyas y reforma la manera en la que el mundo trabaja.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

El Perro Fiel

Una pareja de jóvenes tenía varios años de casados y nunca pudo tener hijos. Para no sentirse tan solos compraron un cachorro Pastor Alemán, el cual criaron como si fuera su propio hijo.

El cachorro creció hasta convertirse en un grande y hermoso Pastor Alemán. El perro salvó en más de una ocasión a la pareja de ser atacada por los ladrones. Siempre era un perro fiel a sus dueños contra cualquier peligro.

Luego de 7 años de tener al perro, la pareja logró tener al hijo tan ansiado, la pareja estaba tan contenta con su nuevo hijo que disminuyeron las atenciones que tenían para con el perro. Éste se sintió relegado y comenzó a tener celos del bebé. Gruñía cuando sus dueños paseaban al bebé y no era el perro cariñoso y fiel que tuvieron durante 7 años.

Un día la pareja dejó al bebé plácidamente durmiendo en la cuna, mientras preparaban una carne en la terraza, y al dirigirse al cuarto del bebé, vieron al perro con la boca ensangrentada moviendo la cola.

El dueño del perro pensó lo peor, sacó un arma y en el acto mató al perro. Corrieron al cuarto del bebé y con gran asombro lo encontraron tranquilamente durmiendo. En la parte debajo de la cuna del bebé encontraron una serpiente degollada. El dueño lloró amargamente lamentándose: “He matado a mi perro fiel”.

Cuántas veces hemos juzgado injustamente a las personas. Lo que es peor, las juzgamos y las condenamos sin investigar a qué se debe su comportamiento, cuáles son sus pensamientos y sentimientos. Muchos amigos fieles hemos “matado” por no aclarar una situación, muchas veces las cosas no son tan malas como parecen, sino todo lo contrario. La próxima vez que nos sintamos tentados a juzgar y condenar a alguien recordaremos La Historia del Perro Fiel.

No harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al grande; con justicia juzgarás a tu prójimo. Levítico 19:15.

No hay más que un solo legislador y juez, aquel que puede salvar y destruir. Tú, en cambio, ¿quién eres para juzgar a tu prójimo? Santiago 4:12.



Fuente: renuevodeplenitud.com

lunes, 5 de diciembre de 2011

"Si Dios es tu padre, llama a casa" por Lucas Leys

Filipenses 4:6-7
“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”.

Cierta vez Martín Lutero dijo: «Tengo tanto para hacer hoy, que me voy a pasar las primeras tres horas en oración».


Es que cuando oramos nos conectamos con la fuerza más poderosa del universo, la de Dios. Comenzar el día con Dios es muy importante. Si vivimos conscientes de su presencia no podemos levantarnos en la mañana y no saludarlo.

La historia del hijo prodigo se usa siempre para hablar de los apartados y alejados. Usamos esta categoría para los que no vienen más a la iglesia o están fríos espiritualmente (cosa que solemos juzgar por la cantidad de reuniones a las que asisten). Pero no hace falta dejar de ir al templo para estar fríos. Solo con dejar de orar empezamos a ser hijos que no hablan con papá Dios.


La oración crea esperanza y poder. Hablar con Dios nos enjuaga el corazón, es por eso que cuando pasamos mucho tiempo sin hablar con él se nos enfría la relación. Es igual que dejes de hablar con tu papá o tu mamá en la tierra. No puedes saber qué hacen, piensan, sienten y pronto dejas de entenderlos.


Hoy todos saben que para que las relaciones interpersonales funcionen debe haber una buena comunicación. Lo mismo sucede con Dios. La oración no es un monólogo con el techo. Dios escucha atentamente cada oración y a su tiempo responde. Él es el Padre y nosotros sus hijos.


Por qué, entonces, andar por ahí sin contar con la riqueza, el consejo y seguros de la protección del Padre. Mejor llamar a casa y asegurarnos que estamos comunicados con Dios. Su teléfono nunca está ocupado.

Fuente: www.especialidadesjuveniles.com

viernes, 2 de diciembre de 2011

Dios en HD por Martín Mateo

Están de moda las pantallas cada vez más grandes y la TV en alta definición, donde se ven todos los detalles, pero por más calidad que tenga nunca se iguala a vivir la situación en persona, en vivo y en directo.

Cuando vamos a un concierto, es curioso que muchos espectadores pasen gran cantidad del tiempo viendo el espectáculo a través de una pantallita de celular o cámara que ni siquiera es HD. Es decir que pudiendo ver la realidad en tamaño real y en vivo y en directo, la encerramos en una pantallita de 3 pulgadas.

Muchas veces nos ocurre lo mismo con nuestra relación con Dios. Sabemos que Dios es grande, pero nuestra percepción de él no es en tamaño real sino como si lo encerráramos en una pantallita. Es decir, todos sabemos que Dios es grande, pero a la vez, no todos experimentamos la misma grandeza de Dios. Dicho de otra manera, algunos tienen un Dios más grande que otros.

¿Cómo disfrutar el show en vivo y en directo y no encerrarlo en una pantalla?
El momento y el lugar donde mejor podemos experimentar esa grandeza en vivo y en directo es en la intimidad de la adoración. Cuando adoramos a Dios y resaltamos sus atributos, aunque hablamos bien de Él, quienes quedamos saciados somos nosotros.

Dice el Salmo 63:4-5 Te bendeciré mientras viva, y alzando mis manos te invocaré. Mi alma quedará satisfecha como de suculento banquete, y con labios jubilosos te alabará mi boca.
Ocurre que las características de Dios tienen que ver con nosotros y podemos apropiarnos de ellas. Por ejemplo:


PODEROSO: no para jugar a las bolitas (canicas) con los planetas sino para usar ese poder en mi limitación o debilidad.

PERDONADOR: yo necesito su perdón

FIEL: aunque yo sea infiel.

GRANDE: más grande que mis problemas

BUENO: con quién? … conmigo.

La alabanza fortalece nuestra fe porque fijamos nuestra atención en él y no en nosotros y nuestras dificultades y limitaciones. La alabanza nos hace sensibles a la presencia enriquecedora de Dios. Sal 22:3 él habita nuestra alabanza.

En este día experimenta la grandeza de Dios como nunca antes!



Fuente: especialidadesjuvenles.com