lunes, 27 de septiembre de 2010

Nunca llegó a la cumbre



UNA VEZ MAS miró la cumbre de la montaña, la ansiada cumbre que parecía escaparse de sus manos cada ve/ que intentaba alcanzarla.


Era el comienzo del invierno en Alaska con mucha nieve y fuertes vientos, cuando Norman Vaughan, de 88 años, miró por última vez la cumbre de la montaña que lleva su nombre, y decidió emprender el regreso. Era la décima vez que intentaba escalar esta montaña.


Norman Vaughan fue un amante de las nieves y las montañas.


Allá por el año 1928 el célebre almirante Richard Byrd bautizó esa montaña de 3.500 metros de altura con el nombre de Vaughan en honor de su ayudante, que en ese entonces tenía 23 años. Desde ese tiempo. Vaughan trató durante 65 años de alcanzar la cumbre, sin lograrlo: sólo la admiró de lejos y la saludó con respeto.


Muchas veces anhelamos alcanzar una meta, pero no lo logramos. Cuántos estudiantes empiezan con fe y esperanza una carrera universitaria y al poco tiempo están guardando sus libros y archivando sus esperanzas. Cuántos jóvenes ilusionados llegan a Hollywood o a cualquier ciudad donde se hace cinc y televisión, soñando con ser estrellas, y terminan lavando copas en un restauran! o limpiando coches en una gasolinera. Cuántos matrimonios empiezan con grandes ilusiones, soñando con alcanzar la cúspide de la felicidad, para reconocer muy pronto que la vida está llena de luchas y contratiempos y sus sueños de un hogar feliz no se cumplen.

La vida sobre la tierra tiene alegrías y sinsabores, y muchas veces nos vemos impedidos ele alcanzar las metas que nos hemos propuesto.

Es muy saludable tener metas y luchar por ideales. Sin embargo, debemos estar conscientes que la vida es breve y que no debemos olvidar los valores espirituales que son permanentes y eternos.


En su consejo a los jóvenes, el sabio Salomón dijo: “Acuérdale de tu Creador ahora que eres joven y aún no han llegado los tiempos difíciles; ya vendrán años en que digas: No me trae ningún placer vivirlos” (Eclesiastés 12:1).


Que cada día tengamos nuevas metas sin olvidarnos que Dios es lo más importante de nuestras vidas.

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