viernes, 13 de enero de 2012

Enfocando nuestras metas, alineándolas con Dios por Yamel Núñez

Todos en algún momento del año nos proponemos metas, algunos el 31 de diciembre, otros el día de su cumpleaños, etc. “Ahorrar más, casarnos, pasar el semestre, comprar algo….”

Pero, ¿Son esas las únicas metas que nos impulsan? Si alcanzamos la meta de comprar un carro o cambiarlo, pasar el semestre, ¿Estamos satisfechos? ¿Lo único que nos impulsa es lo material?

¿Qué hay de Dios? ¿Dónde entra Dios en el panorama?

¿Es Dios solamente para cuando nos estamos quemando, cuando tenemos deudas, cuando queremos algo? ¿Hay algo más que le pidamos a Dios? ¿Hay algo más que esperar de Dios? Sé honesto.

Ahora te pregunto, ¿Por qué amas a Dios? ¿Te quedas corto cuando te hacen esa pregunta?

¿Qué significa total dependencia de Dios? En lo emocional, lo espiritual y lo material.

En 1 Crónicas 4:9-10 podemos ver la historia de un joven llamado Jabes que se dio cuenta de que su vida no podía continuar sin Dios. Jabes invoco al Dios de Israel y le pidió: que lo bendijera, que ensanchara su territorio, que estuviera con él en todo lo que hiciera y que lo librara de toda dificultad que le causara dolor. Y Dios le concedió lo que le pidió.

Seamos como Jabes que a pesar de todo su dolor vino antes Dios, le presento todas sus inquietudes, lo que anhelaba y no solo se enfocó en lo material, sino tambien en lo espiritual. Jabes rogaba a Dios que Su presencia esté constante en su vida, entendía que si Dios estaba en TODO lo que él hiciera, tendría paz.

Acércate a Dios con lo que sientes. Preséntale tus metas materiales, pero antes, se como este joven honorable, ¡pídele algo espiritual!


Fuente: http://puertaabiertaonline.org/multimedia/cultos-juveniles/137-sabado-07-enero-2012.html

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