En una avenida de dos carriles, el primero de ellos es utilizado para recoger y dejar pasajeros. Al cruzar la calle, veo como se aproxima la guagua que deseo tomar. Sin embargo, una más veloz ocupa el primer carril y disminuye su velocidad al pasar junto a mí, haciendome invisible para el vehículo que de verdad yo esperaba.
Éste, como era de esperar, no se detiene, sino que se adelanta por el segundo carril, pasando de largo. Mis intenciones de llegar temprano se desvanecen y surgen en mí diversas emociones en menos de un minuto, primando la desesperación y la inquietud por llegar a tiempo.
Este suceso me hizo reflexionar acerca de las oportunidades que se nos presentan en la vida: ofertas de trabajo, posibles admisiones en algún colegio o universidad, propuestas de amor, préstamos para un negocio o una casa, etc... Oportunidades que posiblemente nunca llegaron a materializarse por culpa de obstáculos en el camino, que impidieron que nos apropiaramos de ellas, dejándonos a la orilla de la acera, viendo como se iban alejando a toda velocidad de nosotros y sin poder hacer nada para alcanzarlas.
Este suceso me hizo reflexionar acerca de las oportunidades que se nos presentan en la vida: ofertas de trabajo, posibles admisiones en algún colegio o universidad, propuestas de amor, préstamos para un negocio o una casa, etc... Oportunidades que posiblemente nunca llegaron a materializarse por culpa de obstáculos en el camino, que impidieron que nos apropiaramos de ellas, dejándonos a la orilla de la acera, viendo como se iban alejando a toda velocidad de nosotros y sin poder hacer nada para alcanzarlas.
Parece una escena desoladora, quizás te has sentido así alguna vez, pero por gracia, tenemos esperanza. Dios nos ha dado el privilegio de viajar en su yet privado, un vuelo que no se retrasa ni se adelanta, llega justo a tiempo, donde las turbulencias son manejadas por el mejor piloto, con escalas que nos permiten disfrutar de cada momento de la vida, aprovechar cada bendición y oportunidad que se nos presente, rumbo a un destino final aún mejor.
Salmo 62:8 "Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio".
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