2Corintios 3:1-6En esta lectura claramente especifica que somos cartas escritas por el Espíritu Santo. Esto quiere decir que todos los que nos vean, deben ver a Cristo en nosotros. ¿Estamos reflejando el fruto del Espíritu que indica Gálatas 5:22-23? ¿Todas nuestras acciones muestran a Jesús?
Para llegar a ser una carta que refleje a Dios, primero debemos de arrepentirnos de nuestros pecados. Analicemos la siguiente paráfrasis de los 10 mandamientos para ver en donde hemos fallado:
1. ¿Alguna vez has puesto a alguien antes que Dios?
2. ¿Alguna vez has puesto a algo antes que Dios?
3. ¿Alguna vez has usado el nombre de Dios en vano diciendo “¡Dios….!” o “Jesucristo” en ira?
4. ¿Te tomas un día de la semana para descansar y reflexionar en Dios?
5. ¿Siempre has honrado los deseos de tus padres con una buena actitud?
6. ¿Has asesinado a alguien? Antes de que respondas eso, recuerda que la Biblia dice que si odias a alguien has roto el espíritu de este mandamiento (1 Juan 3:15).
7. ¿Has pecado sexualmente con un miembro del sexo opuesto o del mismo sexo? Recuerda que la Biblia dice en Mateo 5:18 que si hemos deseado a alguien en tu mente, hemos roto este mandamiento a los ojos de Dios.
8. ¿Alguna vez has robado algo? ¿Qué hay del tiempo de tu empleador al surfear por internet en el tiempo de la compañía? ¿Qué hay de quitar la atención durante clases o cogerte la gloria por los logros de otros?
9. ¿Alguna vez le has mentido a alguien incluyendo exageraciones o las famosas “mentiras blancas”?
10. ¿Alguna vez has deseado lo que otros tienen? ¿Su apariencia, carro, dinero, novio, novia?
Luego de arrepentirnos, debemos velar por no volver a caer y dejar que se produzca en nosotros el fruto del Espíritu. De esta forma llegaremos a ser verdaderamente una carta escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo.
En la lectura también podemos notar que somos servidores capacitados. Esto significa que somos capaces de realizar la función que nuestro Señor nos indique. Pero, ¿Qué debemos hacer para ser un servidor capacitado?
1- Decidirnos: Así como Josué decidió a quien servir y lo demostró al decirle al pueblo de Israel “Yo y mi casa serviremos a Jehová”, así debemos nosotros decidir a quién o a qué servir, si al único y verdadero Dios, o a alguna otra cosa.
2- Capacitarnos: El Señor mismo ya nos dio dones y talentos para poner a Su servicio. Sólo tenemos que identificar cuáles son y perfeccionarlos para Su gloria.
2- Capacitarnos: El Señor mismo ya nos dio dones y talentos para poner a Su servicio. Sólo tenemos que identificar cuáles son y perfeccionarlos para Su gloria.
Ser un ministro capaz del Señor puede hacer que pensemos que el trabajo que tenemos por delante es muy grande para nosotros, pero siempre recuerda Su palabra “Mi presencia irá contigo y te daré descanso” (Éxodo 33:14).
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