Jesús es alguien que se toma muy enserio todo, tan enserio que escogió dejar su trono con tal de darle salvación al mundo, jamás habló a la ligera y en sus labios no hubo mentira. Y si Él hace una aseveración de este tipo, entonces la fe puede mover montañas. No obstante lo difícil que una situación parezca, Dios lo puede hacer. Pero para ello necesita nuestra fe.
Las montañas han estado ahí por muchos años, al igual que quizás muchos de tus sueños, o algo que te ha oprimido. Las montañas se caracterizan por su gran tamaño y ser inamovibles, al igual que en ocasiones son nuestros problemas. Tan pesados que pueden robarnos el gozo. Para ese tipo de montañas también se aplica la fe. Sin importar qué sea lo que hayas intentado en el pasado y no ha ocurrido, dentro de tí está el poder necesario para que lo obtengas. Y se llama fe.
Jesús te ha dado la promesa de que nada te será imposible siempre y cuando esté dentro de su voluntad. Si eso que te parece una montaña está dentro de su voluntad, entonces todo lo que te separa para tenerle es tu fe. Que puede que ser tan pequeña cómo un grano de mostaza. Para Dios no hay nada imposible.
Fuente: http://www.devocionaldiario.com
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