viernes, 30 de septiembre de 2011

¡No seas un Cocoliso! por Lizzie Sotola

“…necesitan leche en vez de alimento sólido.” – Hebreos 5:12b (NVI)

Para muchos el nombre les sonará familiar. A los de mi generación nos hará reír al recordar al bebé que recibió por encomienda Popeye el marino, un dibujo animado que solía acompañarme todas las tardes cuando tomaba la merienda. A muchos otros ese nombre no les dirá nada.

Cocoliso es un bebé con aspecto de hombre viejo. Uno que a través de los años no ha crecido, no se ha desarrollado. Fue adoptado. Le dieron un amor que no merecía. Lo amaban sin esperar nada a cambio. ¡Lo amaron tanto!. Sin embargo, Cocoliso, no creció.

Me llama la atención la identificación con aquello que decía Pablo acerca de los bebés espirituales. Esos que no pueden digerir alimento sólido porque sólo esperan leche tibia. Esos que deberían ser maestros y necesitan ser enseñados en cosas elementales de la vida cristiana.

Muchas veces nos comportamos como bebés fluctuantes. No dejamos obrar al Espíritu Santo de Dios en nuestras vidas. Fuimos hechos hijos adoptados por el Padre. Tenemos los mismos derechos y también las mismas obligaciones que su Hijo. Podemos crecer en sabiduría espiritual como Jesús. Sin embargo, seguimos enfrascados en detalles que no hacen el crecimiento que Dios espera que alcancemos. ¡Queremos más leche! Y desechamos una buena tira de asado.

Debemos abrazar la cruz y alimentarnos de la fuente de Vida todos los días. Conocer la Palabra de Dios, no meramente en lo intelectual, sino dejarla penetrar en nuestra vida. Tener relación con quien nos amó en la intimidad. Crecer.

Renuncia a la vida sin dependencia de aquel que te dio vida y en abundancia. Deja las cosas de niño y busca las cosas del cielo. Decide hoy mismo dejar de ser un bebé espiritual para ser un hombre o una mujer con convicciones bíblicas firmes y una fe basada en el alimento sólido: una relación fluida y personal con Jesús.

Fuente: www.especialidadesjuveniles.com

jueves, 29 de septiembre de 2011

Culto Bilingüe

Este sábado 1ro de octubre, ven a confirmar si realmente hablas inglés en nuestro culto bilingüe. Te avisamos que todo será completamente bilingüe, así que saca tu diccionario y ven a más tardar a las 7:00 p.m. Para que no te pierdas de nada.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Vasijas defectuosas – Luis Caccia Guerra

Había un oriental que cada día cargaba en un palo sobre sus hombros, dos vasijas repletas de agua colgadas de sus extremos. Una de ellas tenía fisuras por donde goteaba el agua. Cuando por fin llegaba a su casa, a veces tenía la mitad del vital líquido, pero eso parecía no importarle demasiado. ¿Dejadez? ¿Vagancia por no reparar o no cambiar la vasija? ¿Indiferencia, apatía, tal vez?


Un joven que lo observaba, sin entender nada, un día le preguntó por qué no había cambiado el cántaro. Eso implicaba más esfuerzo, ya que tenía que hacer un viaje extra para traer toda el agua que necesitaba a su casa, lo cual evidentemente no era un detalle menor para aquél anciano.

El oriental le señaló, entonces, el camino que a diario hacía. Del costado donde goteaba la vasija defectuosa había crecido un hermoso jardín de flores silvestres que se alimentaba del agua que “perdía” su vasija rota.

Así es como sucede con nosotros. Dios tiene el poder de hacer de lo malo, algo bueno. Tenemos luchas. A veces victorias, a veces derrotas. Pero mientras estemos en tránsito por este mundo, continuamos en esa batalla.

Cuando tomados de Su Mano caminamos en esta vida, cuando tomados de Su Mano hemos elegido seguir el llamado a ser de bendición a los demás, Él tiene ese poder de hacer el milagro. Él vierte esa Agua de Vida que en estas vasijas defectuosas se va derramando en nuestro diario caminar. En ese costado del camino, crece por la Gracia y exclusivo Mérito Divino, un bello jardín de flores. De ese jardín formas parte tú.


Cada uno de nosotros en pecado fue formado y con luchas, en pecado vive. Pero tú también tienes en tus manos la elección de ser de bendición para quienes te rodean. De la mano de Nuestro Amado Señor; con tus días brillantes y tus días negros, con tus victorias y tus derrotas, con tus éxitos y tus fracasos, tienes en tus manos la oportunidad de ser de bendición. El resto le corresponde a Él.

“…estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo; …” (Filipenses 1:6 RV1960)
“Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.” (Lucas 18:13 RV1960)


Fuente: http://www.devocionaldiario.com

lunes, 26 de septiembre de 2011

Pearl Harbor por Lucas Leys

Marcos 14:38. Vigilen y oren para que no caigan en tentación. El Espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil.


En esas hermosas islas parecía que nada malo podría ocurrir. Después de todo, la guerra estaba a miles de millas de distancia y Estados Unidos todavía no había iniciado oficialmente la segunda guerra mundial. Pero el enemigo tenía bien planificada la táctica.
El factor sorpresa era la estrategia principal.


El 7 de Diciembre de 1941 más de 2,400 soldados y civiles murieron en Pearl Harbor. También varios barcos y equipos militares fueron destruidos costándole al gobierno millones de dólares. El ejército de los Estados Unidos no se esperaba la sorpresa de ser atacado mientras estaba en su propio puerto.


Así nos pasa muchas veces a nosotros. No estamos siempre atentos y creemos que los ataques del enemigo vienen solo cuando vamos a lugares no recomendables. Pero no es así, la tentación suele usar el factor sorpresa. Sin esperarlo estás sola en casa con tu novio. Sin saberlo, están dando una película roja en la televisión. No sabías que iba a estar una chica no cristiana tan linda en el cumpleaños. Ni pensaste que esa joven iba a dejar su cartera llena de dinero a tu lado en la reunión. ¿Por qué no conducir el automóvil como locos si llegaban tarde a la fiesta? En el examen justo te hacen la pregunta que sabe el compañero de al lado...Ni lo pensaste, pero de repente: «Pearl Harbor».

El enemigo nos va haciendo caer de repente o de a poquito pero su deseo es que llegues a sentir que estás en un bombardeo de problemas y confusión. Por eso lo mejor es estar bien atentos y fortalecer nuestra mente y corazón para que cuando venga la tentación inesperada nosotros ya estemos preparados y sabiendo cómo actuar.


Al enemigo no le interesa en qué puerto te encuentres y a veces saca ventaja de que te sientas en una zona de seguridad. Ahí puede usar el factor sorpresa. ¡Ten cuidado!

Fuente: http://www.devocionaldiario.com

viernes, 23 de septiembre de 2011

Enrique Monterroza – ¿Qué quieres que yo te dé?

2 Crónicas 1: 7 “Y aquella noche apareció Dios a Salomón y le dijo: Pídeme lo que quieras que yo te dé”.


Es impresionante la pregunta que Dios le hace a un Salomón hijo del hombre que era conforme al corazón de Jehová, es decir su siervo David.
Luego que Salomón fue afirmando en su reino, convocó a todos los principales del pueblo y subiendo Salomón delante de Jehová en el altar de bronce que esta en el tabernáculo de reunión ofreció mil holocaustos.

Es de percatarse que la pregunta que Dios le hace a Salomón no viene de la nada, sino que es el resultado de algo impresionante que Salomón con todo su corazón estaba haciendo delante de El. Un Holocausto es un sacrificio perfecto y agradable delante de Dios siempre y cuando la intención del corazón sea sincera y eso es algo que a Dios no se le escapa.


Siendo sincero creo que todos quisiéramos que Dios nos dijera: “¿Qué quieres que te dé?”, yo te pregunto a ti: ¿Qué le pedirías a Dios?, posiblemente algunos le pidiéramos una unción tan fuerte que ni los árboles soportaran estar parados frente a nosotros, otros quizá le pidiéramos que nos diera el don de sanidades, para tocar a los enfermos y que fueran sanos, otros quizá le pidiéramos que nos diera el mayor denuedo que pudiera existir para predicar y ser los mejores predicadores, mas de algún chico le pidiera que le diera a la mujer más linda de todo el universo, pero quiero decirte que mi esposa ya se casó conmigo.


Bueno la verdad es que todos tenemos miles de cosas que poder pedir, desde cosas espirituales hasta cosas materiales. Pero si por un momento meditamos sobre lo que pidió Salomón, nos daríamos cuenta que el principio de todo lo que podamos necesitar o queramos pedir se encuentra en la sabiduría, pero no cualquier sabiduría, sino que la sabiduría que viene de lo alto.

¿Por qué es el principio?, porque de ahí depende todo lo bueno o lo malo que podamos experimentar, puesto que dependiendo de la sabiduría que tengamos así también será nuestro accionar en la vida en todo ámbito. Que lindo fuera que todos nosotros antes de pedir algo a Dios diéramos nuestra vida en holocausto perfecto delante de Él, es decir llevar una vida agradable que sea equivalente a los mil holocaustos que Salomón ofreció.

¿Es tan difícil agradar a Dios?, yo estoy seguro que no, todo depende de la disposición que halla en nuestro corazón y de la sabiduría que adquiramos de parte de Dios al buscarlo en oración y leerlo en sus sagradas escrituras.
Dios puede darte lo que quieras, pero ¿Tú que le estás dando a Él?

Fuente: http://www.devocionaldiario.com

miércoles, 21 de septiembre de 2011

El Cielo en la Tierra

Apocalipsis 19:9. El ángel me dijo: «Escribe: “¡Dichosos los que han sido convidados a la cena de las bodas del Cordero!”»


Cuando era pequeño y escuchaba a los que dirigían las reuniones decir que el cielo sería como quedarnos cantando en la iglesia por la eternidad, me daban ganas de gritar ¡Noooooo, por favor! ¡No quiero ir al cielo! Hasta recuerdo habérselo dicho a mi mamá.



Con muchas risas ella me explicó que el cielo no era una reunión en un templo. Me dijo que era mejor que la mejor fiesta de cumpleaños que se me pudiera ocurrir y que estaba lleno de muchas sorpresas que no podíamos imaginarnos cómo iba a ser. Me quedé pensando en la fiesta de cumpleaños y llegué a la conclusión de que el cielo iba a ser divertido, emocionante y, claro: lleno de comida.


Hace poco escuchaba una canción de Steven Curtis Chapman que se llama: «El cielo en la tierra» y recordé esta experiencia que había quedado grabada en mi memoria. Al salir a la superficie mi ocurrencia cobró un nuevo sentido. Sí el cielo es una fiesta, en la tierra debe ser igual y así debe ser la iglesia.


Pero miramos la historia y es como si se hubiera cortado la luz en medio del cumpleaños. Hemos perdido tanto de ese espíritu gozoso que Dios intentó imprimir en su pueblo. Si pensamos bien quiénes son los que van a estar en la fiesta de los cielos, es fácil saber que sí queremos un cielo en la tierra debemos perdonar a quienes no se lo merecen, dar consuelo a aquellos que les hace falta y preparar comida para los que están hambrientos.


Traer el cielo a la tierra es festejar según la gracia de Dios con aquellos que Dios ama. Aun Cristo comparó su reino con una fiesta de bodas (Mateo 22:2-4). Pero muchas veces la iglesia es más parecida a un velorio que a una fiesta.


¡Cambiemos! Seamos una iglesia que sepa compartir con los que no tienen, perdonar a los que no se lo merecen y busquemos más motivos y formas para festejar el amor de Dios.

Algunos confunden ser espiritual con ser aburridos. Ambas cosas no tienen nada que ver. ¡Ser espiritual es estar lleno de fiesta!

Fuente: http://www.devocionaldiario.com

lunes, 19 de septiembre de 2011

Vida Nueva por Richy Esparza

¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Romanos 6:1-5

La diferencia entre una vida de resurrección y una vida en pecado, se llama muerte. Lo qué diferencia a aquél hermano siempre sonriente, radiante y lleno de poder a aquél cuya cara aún es larga, cuyo pasado aún le persigue y su boca es un manantial de quejas, se llama muerte. Lo qué precedió la resurrección gloriosa del Hijo de Dios se llama muerte.

La muerte de la cual hablo es morir al “Yo”, al pecado, al pasado, a aquello que antes amábamos y nos hizo daño. Es morir a nuestros propios sueños y someternos a un plan mayor que resultará en algo glorioso que jamás imaginamos.

Al igual que Jesucristo hemos sido llamados a resucitar de los muertos para gloria del Padre. Y no a tener una vida a medio vivir. Un corazón que ama a medias, que se compromete a medias, que es fiel a medias no es parte del plan de Dios para una vida de resurrección. Una voluntad que se dobla fácilmente, que es cambiante y resiste al espíritu santo difícilmente tendrá ríos de agua vida fluyendo en él.

La Cruz ha sido suficiente para pagar el precio de cualquier pecado, para romper cualquier cadena generacional y para llenarnos del poder suficiente para caminar en justicia; pero hace falta creerlo para arrebatar la nueva vida que nos ofrece.

La Cruz ya lo hizo todo, la Cruz te ha dado perpetua libertad, la Cruz pagó el preció de tu nueva vida. Una vida en plenitud, sin cargas, gloriosa, llena de sueños inimaginables, con gozo, sin pesares. Eres intocable ante la muerte y el enemigo. Y cualquier pecado con el que puedas estar luchando, también ha sido crucificado juntamente con Cristo para darte una nueva vida. Solo tienes que creer de nuevo y morir a ti.

Fuente: http://www.devocionaldiario.com

viernes, 16 de septiembre de 2011

Cierra tu Pasado por Lucy Carmona

Dios le dijo a Josué: ““Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel”. Josué 1:2

Fue un golpe muy duro para Josué perder a su líder, a su mentor, a su guía, a su padre espiritual; pero para poder llegar a la meta que Dios tenía para él, tendría que aprender a superar el dolor.



Hay personas que siguen atadas al pasado aunque el presente se les vislumbra prometedor; les cuesta cerrar el pasado. Dios le hablo claro a Josué como diciéndole: seca tus lagrimas, no te dejes abrumar, no debes abatirte por la tristeza pues todavía hay trabajo que hacer.

Josué conocía el pueblo, y con probabilidad se sentía nervioso, se sentía temeroso, no sabría qué hacer, había partido a la eternidad un hombre especial, una persona con unas capacidades extraordinarias y el tan pequeño e insignificante ante un pueblo tan rebelde.

El Señor comenzó a tratar con su corazón y hacerle entender, que ahora que había partido Moisés, ahora entraba una nueva etapa para el pueblo, pero que él era el escogido, él era la persona que Dios se había fijado y que este era un privilegio, pero a la vez una gran responsabilidad. Posiblemente pasaron por su mente pensamientos tales como: “Si eso hicieron con Moisés, que Dios estaba con él, que era la voz de Dios a través de él, si eso le pasó, ¿qué no va a pasar conmigo?”

Pero Dios le asigna la gran responsabilidad de comenzar su liderazgo y le dice: “Tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos” (v.6). Pero sobre todo Dios le da una hermosa promesa: “todo lugar que pisare la planta de vuestro pie os pertenecerá”.

De igual manera Dios te habla por medio de esta reflexión, no puedes seguir llorando y lamentándote de situaciones que te han sucedido en tu caminar. Si te han dado la espalda, si se murió tu pareja, si perdiste posesiones o tu trabajo, si tu novio te dejó… ¡ya basta de llorar! Es tiempo de levantarte. Y eso de levantarse es primeramente una actitud interna, es estar dispuesto a cumplir el propósito de Dios, a creerle a Dios. Se acerca el tiempo de tu promoción en Dios, no te lo pierdas por permanecer sentado en tu justificación o en sus sentimientos.

¡Hoy es tu mejor momento!




Fuente: devocionaldiario.com

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Salto al vacío por Luis Caccia Guerra

Cierta oportunidad, el pequeño hijo le preguntaba a su padre:
-Papá… ¿Qué es la fe?

Para explicárselo, el papá trajo al niño hasta la boca del sótano de la casa. Bajó la pequeña escalera de madera y dejó al niño arriba. El podía verlo desde abajo, no así el pequeño, que sólo veía una abertura oscura ante sí.

-¿Estás listo, hijo? Preguntó.
-Sí, papá… pero no entiendo…

Desde la oscuridad del sótano, el papá le dijo al niño
-¡Salta hijo!
-¿Qué…? El niño estaba aterrorizado. No podía creer que su padre le estuviera diciendo que simplemente diera un salto al vacío.
-Tú no me puedes ver, pero yo sí hijo. No tengas miedo. Estoy aquí para atraparte entre mis brazos. No permitiré que caigas ni te golpees.

Después de unos instantes de vacilación y dudas, el niño saltó por la oscura abertura del sótano. Rápidamente se sintió aliviado y a salvo entre los fuertes y amorosos brazos de su padre. Había aprendido una lección formidable que ya no podría olvidar por el resto de su vida.

Muchas veces la vida nos pone en una encrucijada en la que no nos queda otra opción que avanzar y dar ese “salto al vacío”. Ante nosotros sólo hay oscuridad e incertidumbre. Es cuando fiados en nuestro Papá Dios damos ese salto en la certeza y confianza de que El nos sostendrá.

Porque yo, el SEÑOR, [soy] tu Dios, que te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudaré. (Isaías 41:13 RV2000)

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. (Hebreos 11:1 RV60)



Fuente: www.devocionaldiario.com

lunes, 12 de septiembre de 2011

Las cirugías de Dios son “sin anestesia” por Luis Caccia Guerra

La única cirugía realizada por Dios sin dolor que recuerdo haber leído en la Biblia es la que le hizo a Adán cuando le sacó una de sus costillas para crear ese ser maravilloso que es la mujer.

Y eso es cuando Adán vivía en el Edén y sin pecado. El resto de las “cirugías” efectuadas por Dios fuera del Huerto son todas dolorosas.

Hoy, los médicos con su ciencia son capaces de realizar profundas y complejas cirugías sin dolor con la ayuda de la anestesia.

Pero los dolores sobrevienen después, cuando su efecto pasa. Definitivamente: todas las cirugías, en mayor o en menor medida, tienen su cuota de dolor. Aún las cicatrices que quedan suelen doler por mucho tiempo, algunas por toda la vida.

Es más, los nacimientos también son dolorosos. Para la mamá por sus dolores de parto; para el bebé por la situación de estress que implica salir de la protección del vientre materno, enfrentarse con un nuevo mundo, respirar, aprender a dominar su cuerpo y a valerse por sí mismo.

En igual sentido, recuerdo muchas veces haberle dicho en oración al Señor: “No estoy conforme con la vida que estoy llevando y sé que tú tampoco”. No les tengo que decir que después de semejante reconocimiento alguna prueba sobreviene. Y por cierto: no es agradable. No solamente no es placentero el proceso… ¡también es doloroso!

Cada vez que le he pedido a Dios por un cambio en mi vida, el dolor no se ha hecho esperar. Es Dios practicando una cirugía en mi ser.

Amada/o: Si tu vida está entregada en las manos del Señor y si hoy sufres el dolor de la prueba; aún en medio de él, ten paciencia y saca fuerzas de donde no las tengas para darle las gracias a Dios. No por el sufrimiento actual, sino por los resultados y los frutos que Dios te dará a través de tu valiosa vida.

Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
(1 Tesalonicenses 5:18 RV60)

Fuente: www.devocionaldiario.com


viernes, 9 de septiembre de 2011

Qué te Parece? por Edward Hochstetler

Hay un refrán que dice:
Siembra una idea, recoge un hecho,
Siembra una hecho, recoge un hábito,
Siembra una hábito, recoge un carácter,
Siembra una carácter, recoge un destino
.


Muchas personas viven en un mundo irreal. No piensan correctamente, sino que creen en lo ilusorio. La persona en su juicio cabal enfrenta los hechos, cree en la verdad, y no trata de evadir la realidad. “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23).


El sano pensar conduce a buenas convicciones sobre el bien y el mal. Producirá la confesión, el arrepentimiento y un cambio de vida.
Cuídate de lo que entra en tu mente a través de tus ojos y tus oídos. No permitas que entre nada que contamine tu mente.


Vivimos en cuerpos con mentes propensas a las malas ideas y a las actitudes insensatas. Pero por el poder de Dios podemos tener mentes renovadas que piensen en todo lo que es verdadero, todo lo henesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo que es de buen nombre, en las cosas de valor dignas de alabanza. (Filipenses 4:8)

Quizá no seamos lo que pensamos que somos; pero en lo que pensamos, eso somos.
Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él. —Proverbios 23:7

Fuente: http://www.renuevodeplenitud.com

miércoles, 7 de septiembre de 2011

¡Qué Asco! por Mark Webb

Una mañana decidí ayudar a mi esposa a preparar el desayuno. A mí me gustan los panqueques, así que cogí el libro de recetas de cocina y encontré una receta para hacer panqueques. De algún modo, cometí el error de usar bicarbonato de soda en lugar de levadura de polvo.



Mi esposa terminó haciendo otra hornada de panqueques con los ingredientes correctos. Los que yo había hecho simplemente no había quien se los comiera. Se veían bien, pero el mal sabor no se les quitaba.
“¡Qué Asco!”

¿Cuál es la reacción de Dios cuando él contempla nuestras vidas? Jesús tuvo mucho que decirles a los fariseos por hacer que sus vidas parecieran hermosas por fuera, mientras que por dentro estaban llenas de toda inmundicia.


¿Cuán a menudo introducimos cosas malas en nuestras vidas? ¿Será que las cosas que decimos y hacemos son convenientes para un hijo de Dios? Pensamos que podemos cambiar los requisitos que Dios ha establecido para nuestras vidas. No le permitimos “voltearnos” y perfeccionar nuestras vidas.


Cuando no dejamos que Dios haga lo que él desea con nuestras vidas, no sólo terminamos siendo repulsivos a los demás, sino que también a Dios. Que Dios nos ayude a seguir las instrucciones que él ha dado para que nos haga aceptables a él.

¡Ay, qué asco!, o ¡Mmmm, qué delicioso! ¿Cuál será?


Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Apocalipsis 3:16



Fuente: http://www.renuevodeplenitud.com

lunes, 5 de septiembre de 2011

Devolver el Favor

Cadena de favores es una película que trata de un niño de doce años que quiere marcar una diferencia en el mundo. Motivado por un maestro de su colegio, Trevor invita a un hombre sin hogar a dormir en su garaje.


Ignorante de este arreglo, la madre de Trevor se despierta una noche para encontrar al hombre que estaba arreglándole la camioneta. A punta de pistola, ella le exige que se explique. Él le muestra que ha logrado arreglar la camioneta y le cuenta acerca de la amabilidad de Trevor. Le dice «Simplemente estoy devolviendo el favor».

Creo que esto es lo que Jesús tenía en mente en una de las últimas conversaciones con Sus discípulos. Quería mostrarle hasta dónde llegaba Su amor. Así que antes de la última cena juntos, se quitó el manto, se ciño una toalla alrededor de la cintura, y comenzó a lavarles los pies a Sus discípulos.


Esto fue algo escandaloso porque solo los esclavos lavaban los pies. Era un acto de servidumbre y un símbolo que señalaba el sacrificio, la pasión y la humillación de Jesús en la cruz.

Imagina lo diferente que se vería nuestro mundo si les diéramos a los demás el tipo de amor que Dios nos ha dado por medio de Jesús. Para conocer el amor, abre tu corazón a Jesús. Para mostrar el amor, abre tu corazón a los demás.


Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. —Juan 13:15

Fuente: http://www.renuevodeplenitud.com