En esas hermosas islas parecía que nada malo podría ocurrir. Después de todo, la guerra estaba a miles de millas de distancia y Estados Unidos todavía no había iniciado oficialmente la segunda guerra mundial. Pero el enemigo tenía bien planificada la táctica.
El factor sorpresa era la estrategia principal.
El factor sorpresa era la estrategia principal.
El 7 de Diciembre de 1941 más de 2,400 soldados y civiles murieron en Pearl Harbor. También varios barcos y equipos militares fueron destruidos costándole al gobierno millones de dólares. El ejército de los Estados Unidos no se esperaba la sorpresa de ser atacado mientras estaba en su propio puerto.
Así nos pasa muchas veces a nosotros. No estamos siempre atentos y creemos que los ataques del enemigo vienen solo cuando vamos a lugares no recomendables. Pero no es así, la tentación suele usar el factor sorpresa. Sin esperarlo estás sola en casa con tu novio. Sin saberlo, están dando una película roja en la televisión. No sabías que iba a estar una chica no cristiana tan linda en el cumpleaños. Ni pensaste que esa joven iba a dejar su cartera llena de dinero a tu lado en la reunión. ¿Por qué no conducir el automóvil como locos si llegaban tarde a la fiesta? En el examen justo te hacen la pregunta que sabe el compañero de al lado...Ni lo pensaste, pero de repente: «Pearl Harbor».
El enemigo nos va haciendo caer de repente o de a poquito pero su deseo es que llegues a sentir que estás en un bombardeo de problemas y confusión. Por eso lo mejor es estar bien atentos y fortalecer nuestra mente y corazón para que cuando venga la tentación inesperada nosotros ya estemos preparados y sabiendo cómo actuar.
Al enemigo no le interesa en qué puerto te encuentres y a veces saca ventaja de que te sientas en una zona de seguridad. Ahí puede usar el factor sorpresa. ¡Ten cuidado!
Fuente: http://www.devocionaldiario.com
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