miércoles, 23 de mayo de 2012

Cristiano, no des cabida a la amargura


“QUÍTENSE DE VOSOTROS TODA AMARGURA, ENOJO, IRA…” (Efesios 4:31)

Cuando hablamos de la amargura, hay dos cosas que debes tener presentes: Primero, es contagiosa. Eres parte del Cuerpo de Cristo; por eso, lo que te pasa a ti y lo que está en ti afecta a aquellos con quienes te relacionas, ya sea de manera positiva o negativa. La Biblia dice: “Si un miembro del cuerpo sufre, todos los demás sufren también; y si un miembro recibe atención especial, todos los demás comparten su alegría.” (1 Corintios 12:26).

La mordedura de una serpiente no sólo afecta la parte del cuerpo que atacó el animal, sino que el veneno se extiende por todo el sistema. “Mirad bien…para que no brote ninguna raíz de amargura que os perturbe y contamine a muchos”(Hebreos 12:15). No te disgustes y salgas de la iglesia en la que Dios te ha colocado. Tú necesitas a los hermanos y ellos te necesitan a ti. Al vencer la amargura, extenderás la bendición de Dios a otros. Segundo, puedes superarla. Sigue los siguientes pasos:
  1. Reconócela y admite que está en ti.
  2. No la des vueltas en tu mente ni se la compartas a otros.
  3. Arrepiéntete y renuncia a cualquier actitud que no sea acorde con el carácter de Cristo.
  4. Pide a Dios que te dé dominio propio y luego sométete a su liderazgo.
  5. No contamines a otros ni dejes que ellos te contaminen a ti.
  6. Comparte tu decisión de perdonar todas las ofensas hechas contra ti con un amigo de confianza, exprésalo en voz alta, para ti mismo y para Dios. “…Perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” (Efesios 4:32). Eso te hará libre y te permitirá disfrutar de una buena relación con Dios, contigo mismo y con los demás.
  7. Busca formas prácticas de ser “bondadoso… [y] misericordioso…” (Efesios 4:32).

Fuente: http://devocionalescristianos.org/

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