He escuchado en varias ocasiones frases como: Yo soy el mejor, aquí se
hace lo que yo digo y punto, nadie es mayor que yo, tú eres mi empleada; usted
no tiene derecho a nada, sólo yo; aquí sólo yo mando, tengo la potestad sobre
ti, estás bajo mi control, y otras expresiones similares en donde resalta el
YO.
Claramente podemos notar como la gente anhela cada día Autoridad. En la Biblia
también encontramos varias historias en donde resalta el deseo del poder.
Un ejemplo muy claro de la necesidad de potestad es cuando Salomé, esposa de
Zebedeo, pide a Jesús que sus dos hijos, Jacobo y Juan se sienten a la diestra
y siniestra de Jesús cuando él esté en su reino (Mateo 20: 20-21). ¿Qué quería
Salomé con eso?. Seguro en sus deseos fervientes de buena madre, su intensión
era ver a sus hijos respetados y con poder.
Me agrade mucho ver la respuesta de Jesús, —No saben lo que están pidiendo —les
replicó Jesús—. ¿Pueden acaso beber el trago amargo de la copa que yo voy a
beber? —Sí, podemos. Mateo 20:22. ¿Cuál era ese trago amargo?, ¿Qué
representaba la copa?. Recuerdo muy bien que cuando Jesús estaba a punto de
morir dijo: Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga
mi voluntad, sino la tuya. Lucas 22:42. La copa para Jesús era ese trago
amargo, el dolor de saber cómo iba a fallecer, representaba la sangre que iba a
ser derramada.
Jesús claramente nos recuerda que para poder llegar a donde se encuentra él
será necesario que vivamos como él vivió, sirviendo y dando su vida en rescate
por muchos (Mateo 20:28).
También en 1 Juan 2:6 nos exhorta con lo siguiente: El que dice que permanece
en él, debe de andar como él anduvo. Si decimos que somos sus hijas/os debemos
hacer lo que él hizo. El servicio era lo más importante para Jesús, en varias
ocasiones nos recuerda la importancia de la ayuda mutua, dar, menguar, animar.
Claramente notamos que de esa forma nuestro amigo fiel se ganó la autoridad de
su Padre.
Para quienes amamos a Cristo la autoridad debe ser lo contrario a la que el
mundo ofrece. El que más sirve será el que más autoridad se le delegue de lo
alto. Como recompensa por el servicio, la autoridad que se delegará tendrá que
ver con sanar, reprender, lavar pies, animar, amar, hablar de su Palabra y así
lograremos ser los más grandes para Jesús. Pero entre ustedes no debe ser así.
Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su
servidor. Mateo 20:26
Un líder al estilo de Jesús ejercita su autoridad en servicio a los demás y
sabe que está bajo la autoridad de Dios.
En la autoridad daremos cuenta de cómo servimos, no de cómo controlamos
¡¡Vivamos para servir!!
Fuente: http://www.especialidadesjuveniles.com
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