miércoles, 9 de mayo de 2012

¿Quién verdaderamente importa? por Lucas Leys

Hechos 5:29. ¡Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres!
 
Lo que Dios piensa de algo o alguien es mucho más importante de lo que el ser humano más importante de la tierra piense. Lo curioso es que muchas veces estamos demasiado preocupados en lo que piensan aquellos que están muy lejos de ser verdaderamente importante. Gente que es pasajera en nuestra vida, que no nos ama o que no tiene ningún mérito para que las ubiquemos en un lugar de honor en nuestros pensamientos.
 
Me acuerdo de Paul. Era la primera noche de un retiro en las montañas del sur de California. Estaba todo el grupo de jóvenes de la iglesia y habían venido varias visitas. Entre ellas estaban dos adolescentes que fueron enviados a la fuerza por sus mamás. Paul ya era parte de la iglesia pero tenía un pie de cada lado y era de esos que se dejan influenciar por cualquier cosa mala. Estos dos jóvenes estaban rebeldes y reacios a todo lo que estábamos haciendo lo cual no era ningún problema porque era la primera vez que venían y era obvio que iban a tardar un poco en acostumbrarse e integrarse al resto del grupo. Pero Paul no. Él conocía a todos los demás y entendía perfectamente lo que estábamos haciendo. Sin embargo se «unió» a estos dos y literalmente se trasformó en uno de ellos.
 
A la noche siguiente decidí hablar con él y le pregunté por qué tenía esa actitud tan tonta que le estaba haciendo perderse de disfrutar del retiro. Su respuesta me dio mucha lástima: «Ellos son chicos de mi escuela y no quiero…». Supuse que estaban en la misma clase pero ni eso. Antes de venir al retiro no se sabían el nombre sin embargo Paul estaba haciendo todo para impresionarlos a ellos y se estaban perdiendo una oportunidad sensacional de crecer y disfrutar un tiempo especial. Todo por considerarlos a ellos más importantes que a nosotros y sobre todo más importante que lo que Dios tenía para decirle en ese campamento.
 
Recuerdo que al terminar el último mensaje del retiro uno de los jóvenes nuevos estaba llorando y haciendo la oración que yo les había invitado a hacer. Paul lo miraba con desconcierto. Este joven que no sabía nada de la iglesia había sido más valiente que él para dejarse penetrar por el mensaje de Dios y después pudo disfrutar del resto de la tarde y el regreso.
 
Dios es el ser más importante del universo y siempre debe ser el primero en nuestra vida. Lo que él piense de algo es la clave para saber que es lo más sabio para hacer en cualquier circunstancia.

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