Un corazón de campeón es aquel que se
preocupa por servir a otros poniendo la preocupación en acción. A los seres
humanos por naturaleza nos gusta la conveniencia.
Si te
preguntara; ¿te gusta orar?, ¿te gusta estudiar la palabra?. Seguro tu respuesta
sería que sí, pero, y si te pregunto ¿te gusta servir a los otros?, posiblemente no
me responderías un “sí” tan rápido.
El mundo te dice que para conseguir lo que quieres, tienes que ser el
mejor. Pero la biblia dice que se equivocan, que puedes conseguir cosas,
aún mejores, sirviendo. El servicio trae
consigo grandes recompensas.
Jesús es nuestro ejemplo, Él tenía
todos los súper poderes. Jesús sanó enfermos, caminó por las aguas y resucitó
personas, y aún así, vino a servir.
El egoísmo ciertamente es más fácil. Cuando
tenemos que servir a otros, ponemos nuestros intereses primero.
Servir a otros no es una reacción
natural con la que nacemos, es una decisión. En Filipenses 2:3-4 el Señor nos
dice que no hagamos nada por egoísmo, que con humildad consideremos a los demás
superiores a nosotros mismos.
Cuando más
te pareces a Jesús, es cuando sirves. Sigue su ejemplo.
Como el Hijo del Hombre no vino para
ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. (Mateo
20:28)
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