Raimundo fue a abastecerse de calendarios bíblicos y volvía solo en su auto con el cargamento que iba a distribuir en su región.
Después de manejar varias horas empezó a luchar contra la somnolencia. En vez de reposar un momento, siguió y de repente se produjo lo inevitable: el vehículo escapó de su dominio, atravesó la ruta y chocó contra un árbol.
Un camión que se acercaba en sentido contrario evitó el accidente desviándose hacia un campo próximo.¡Fue un despertar violento para nuestro amigo! Sin embargo salió ileso; la portezuela izquierda del vehículo que quedó completamente dislocada lo había protegido.
El baúl se abrió y las cajas que contenían los calendarios quedaron regadas en la calzada.
Raimundo, repuesto del susto, percibió, a algunos metros de él, uno de esos calendarios expulsados que se partió en dos al caer en la calzada. Entonces lo levantó y leyó justamente los versículos del encabezamiento: “No se dormirá el que te guarda… El Señor es tu guardador”. Lo oportuno de este mensaje, como venido directamente del cielo, lo impresionó y maravilló. Sí,
Dios había velado sobre su siervo, mientras éste dormía, y ahora se lo confirmaba. Esta experiencia, ¿no es adecuada para fortalecer nuestra confianza en el mismo Dios todopoderoso quien, quizá sin que nos hayamos dado cuenta, nos ha protegido tantas veces?
(El Señor) no dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda… es tu sombra a tu mano derecha… te guardará de todo mal; él guardará tu alma. Salmo 121:3-7
Los guió con seguridad, de modo que no tuvieran temor.
Salmo 78:53
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