Están de moda las pantallas cada vez más grandes y la TV en alta definición, donde se ven todos los detalles, pero por más calidad que tenga nunca se iguala a vivir la situación en persona, en vivo y en directo.
Cuando vamos a un concierto, es curioso que muchos espectadores pasen gran cantidad del tiempo viendo el espectáculo a través de una pantallita de celular o cámara que ni siquiera es HD. Es decir que pudiendo ver la realidad en tamaño real y en vivo y en directo, la encerramos en una pantallita de 3 pulgadas.
Muchas veces nos ocurre lo mismo con nuestra relación con Dios. Sabemos que Dios es grande, pero nuestra percepción de él no es en tamaño real sino como si lo encerráramos en una pantallita. Es decir, todos sabemos que Dios es grande, pero a la vez, no todos experimentamos la misma grandeza de Dios. Dicho de otra manera, algunos tienen un Dios más grande que otros.
¿Cómo disfrutar el show en vivo y en directo y no encerrarlo en una pantalla?
El momento y el lugar donde mejor podemos experimentar esa grandeza en vivo y en directo es en la intimidad de la adoración. Cuando adoramos a Dios y resaltamos sus atributos, aunque hablamos bien de Él, quienes quedamos saciados somos nosotros.
Dice el Salmo 63:4-5 Te bendeciré mientras viva, y alzando mis manos te invocaré. Mi alma quedará satisfecha como de suculento banquete, y con labios jubilosos te alabará mi boca.
Ocurre que las características de Dios tienen que ver con nosotros y podemos apropiarnos de ellas. Por ejemplo:
Cuando vamos a un concierto, es curioso que muchos espectadores pasen gran cantidad del tiempo viendo el espectáculo a través de una pantallita de celular o cámara que ni siquiera es HD. Es decir que pudiendo ver la realidad en tamaño real y en vivo y en directo, la encerramos en una pantallita de 3 pulgadas.
Muchas veces nos ocurre lo mismo con nuestra relación con Dios. Sabemos que Dios es grande, pero nuestra percepción de él no es en tamaño real sino como si lo encerráramos en una pantallita. Es decir, todos sabemos que Dios es grande, pero a la vez, no todos experimentamos la misma grandeza de Dios. Dicho de otra manera, algunos tienen un Dios más grande que otros.
¿Cómo disfrutar el show en vivo y en directo y no encerrarlo en una pantalla?
El momento y el lugar donde mejor podemos experimentar esa grandeza en vivo y en directo es en la intimidad de la adoración. Cuando adoramos a Dios y resaltamos sus atributos, aunque hablamos bien de Él, quienes quedamos saciados somos nosotros.
Dice el Salmo 63:4-5 Te bendeciré mientras viva, y alzando mis manos te invocaré. Mi alma quedará satisfecha como de suculento banquete, y con labios jubilosos te alabará mi boca.
Ocurre que las características de Dios tienen que ver con nosotros y podemos apropiarnos de ellas. Por ejemplo:
PODEROSO: no para jugar a las bolitas (canicas) con los planetas sino para usar ese poder en mi limitación o debilidad.
PERDONADOR: yo necesito su perdón
FIEL: aunque yo sea infiel.
GRANDE: más grande que mis problemas
BUENO: con quién? … conmigo.
La alabanza fortalece nuestra fe porque fijamos nuestra atención en él y no en nosotros y nuestras dificultades y limitaciones. La alabanza nos hace sensibles a la presencia enriquecedora de Dios. Sal 22:3 él habita nuestra alabanza.
En este día experimenta la grandeza de Dios como nunca antes!
PERDONADOR: yo necesito su perdón
FIEL: aunque yo sea infiel.
GRANDE: más grande que mis problemas
BUENO: con quién? … conmigo.
La alabanza fortalece nuestra fe porque fijamos nuestra atención en él y no en nosotros y nuestras dificultades y limitaciones. La alabanza nos hace sensibles a la presencia enriquecedora de Dios. Sal 22:3 él habita nuestra alabanza.
En este día experimenta la grandeza de Dios como nunca antes!
Fuente: especialidadesjuvenles.com
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