“Sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1º Timoteo 4:12).
El predicador estaba hablando medio en broma cuando se quejó, «Mi esposa es absolutamente irrazonable. ¡Realmente espera que yo practique todo lo que predico!» Es muchísimo más fácil decirle a alguien lo que es correcto en vez de practicarlo personalmente.
Cuando mi hijo y yo jugamos al golf juntos, puedo decirle exactamente cómo meter la pelota en el hoyo y hacer los tiros. Pero mi propia capacidad para realizar este deporte es lastimosamente limitada. Supongo que esto es lo que se quiere decir cuando nos referimos a atletas que «dicen lo que hay que decir pero no caminan lo que hay que caminar». Cualquiera puede hablar de cómo hacer un buen juego, pero jugarlo realmente bien es muchísimo más difícil.
Esto es particularmente cierto cuando se trata del desafío de seguir a Jesucristo. No es suficiente que hablemos acerca de la fe, debemos vivir nuestra propia fe. Tal vez esa sea la razón por la que Pablo, después de darle instrucciones a su joven protegido, Timoteo, acerca de cómo predicar, incluyó este recordatorio: «Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza… Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas» (1º Timoteo 4:12,15).
Como seguidores de Cristo, no podemos darnos el lujo de simplemente hablar acerca de cómo hacer las cosas bien, debemos vivir vidas de fe ejemplar en Jesucristo. Debemos caminar lo que hay que caminar.
Fuente: http://alientodiario.org
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