lunes, 30 de abril de 2012

Derrumbando muros

Hebreos 11:30. Por la fe cayeron las murallas… 
 
Daban vuelta en silencio. El surco de las pisadas en el barro se hacía cada vez más profundo. Era duro no poder hablar y más difícil no estar seguro de cuál era la táctica que su comandante Josué estaba siguiendo. Hacía seis días que daban vueltas alrededor de los muros de Jericó y ahora en el séptimo tenían que dar siete más. Los días anteriores fueron diferentes. Mientras daban la vuelta se podían escuchar las trompetas de los sacerdotes, pero esta vez todo tenía que permanecer en silencio hasta la vuelta número siete.
 
A la séptima vuelta, tal como Josué lo había ordenado, sonaron las trompetas y todo el ejército de Israel empezó a gritar a gran voz. En instantes los gritos, los cuernos y las trompetas se mezclaron con el estruendo de los muros de la ciudad que empezaron a derrumbarse. Fue todo un desconcierto para Jericó, las tropas israelitas entraron con el mismo estrépito y pronto la cuidad estaba arrasada. Ni ellos entendían lo que había sucedido.
 
Era evidente que la estrategia no era humana. Dar vueltas por siete días y el último armar un alboroto para que se cayeran los muros de una de las ciudades más grandes de Canaán no estaba en los cálculos de nadie. No quedaba duda que la táctica no era iniciativa de Josué sino que venía del comandante de los cielos. Todos sabemos que a él le gusta mostrarnos que no son las tácticas ni las habilidades humanas las que pueden ganar las batallas del pueblo de Dios. 
 
Él nos sigue insistiendo que es por la fe y la obediencia que podemos alcanzar la verdadera victoria. Eso fue lo que tuvo Josué para darle la orden al pueblo. Fe y obediencia fue lo que tuvo el pueblo al marchar en silencio y eso es lo que debemos tener si queremos que se caigan los muros de Satanás a nuestro paso.
 
Alguien me dijo: «Arroja el corazón del otro lado de la pared y el resto lo seguirá». El corazón de Josué ya había visto las paredes caer. No dudó de las aparentemente locas estrategias de Dios y puso su corazón del otro lado del muro. Pronto todo el pueblo lo siguió.
 
¿Cuáles son las murallas que hoy se interponen para que conquistes lo que Dios quiere de ti?

1 comentario:

  1. Si Dios fue el autor intelectual de la masacre en Jericó, no estoy orgulloso de Dios. Este es mi principal problema con Él.

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