Anoche me fui a la cama sintiéndome alterada y disgustada. Tenía mis razones. Había sido malinterpretada y criticada por una amiga. Mi auto goteaba aceite en el garaje, y ya había hecho un charco. Un cheque que había recibido rebotó. Y otras cosas más…
Pero me desperté esta mañana recordando un compromiso que había hecho conmigo misma, iba a pasar una hora cada día dando gracias. Así que prendí la luz y apagué la alarma del despertador, dos cosas de las que carecen 1.600 millones de personas en todo el mundo. Para alumbrarse y calentarse queman madera y basura (lo cual contamina el aire, una de las principales causas de muerte prematura).1 Por tanto, doy gracias por la electricidad.
Lo primero que hago en la mañana es ver lo que hay en mi teléfono celular. Sé que esto suena ridículo, pero me encanta mi celular. A algunas personas podría causarles estrés el estar pegadas de sus teléfonos, pero yo estoy sumamente agradecida por mi teléfono celular, al pensar que en algunas partes del mundo hay personas que tienen poco acceso al teléfono, a la Internet, o incluso al servicio de correo.2 Yo fácilmente reviso los nombres de las personas con las que hablé ayer, escucho los mensajes grabados, y leo los mensajes electrónicos que recibí. Y de nuevo doy gracias. Hace poco leí una investigación acerca de la soledad, y sentí una profunda tristeza al saber que la cuarta parte de los encuestados dijeron no tener personas con quién hablar.3
Al entrar en el baño para prepararme para el día, un recuerdo me cruza la mente. Mientras conducía mi auto en Cambodia hace varios años, le dije a nuestra guía que necesitaba un baño, y que sería bueno que nos detuviéramos en la próxima estación de gasolina. Ella rápidamente sacudió la cabeza ante mi ignorante sugerencia, y dijo: "¡Oh, no. Eso no sería bueno. Nos detendremos en una buena casa". Finalmente encontramos una que ella consideró adecuada, y pagó a estos amables extraños un dólar por el uso del excusado "de lujo" que había fuera de la casa. Hasta que hice ese viaje, ignoraba, para vergüenza mía, que gran parte de la población mundial no tiene acceso a un inodoro. Es posible que sea poco refinado dar gracias por esto en una oración, pero para nosotros eso es un asunto de poca importancia, porque vivimos en un país industrializado. En otras partes, la falta de cañerías sanitarias es una de las principales causas de muerte y enfermedad de la niñez.4
Después abro el grifo (uno de los seis que hay en mi casa) para tomar agua. Un vaso de agua limpia nunca es una posibilidad para la cuarta parte de la población mundial, razón por la cual mueren más de dos millones de personas cada año por enfermedades contraídas simplemente por beber agua.5 Por eso, por cada sorbo que tomo, doy gracias.
Me amarro mis zapatos y salgo a dar mi carrera matutina. Como siempre, el sol está saliendo. Pienso en una cita del escritor escocés George MacDonald, "El mundo está lleno de resurrecciones. Cada noche que se cierra sobre nosotros es una muerte, y quienes han salido fuera de casa temprano y visto el amanecer, saben que es así: el día emerge de la noche como un ser que sale abruptamente de su tumba y escapa hacia la vida". Veo entonces el hermoso amanecer, y oro silenciosamente: "Gracias, Señor, por otra resurrección".
Mientras hago ejercicio escucho mi iPod; una música que me llena de alegría, ánimo, fe y esperanza. Teniendo en cuenta que aproximadamente 15 de cada 1.000 estadounidenses tienen un impedimento auditivo, doy gracias a Dios porque puedo oír las palabras y las melodías que salen de un milagroso dispositivo de tres pulgadas que almacena mis canciones favoritas.
Cuando termino de hacer ejercicio, me meto en mi auto, y voy a desayunarme y a leer la prensa del día. Mi corazón se desborda de gratitud mientras saboreo mi sabroso y nutritivo desayuno. Nunca olvidaré las fotos que vi en el periódico, de familias haitianas que hacían galletas con barro, sal y manteca para evitar las punzadas del hambre.6
Basta sólo pensar en los detalles más importantes de una hora de mi día, para constatar que tengo mucho por lo cual estar agradecida. De hecho, nuestra capacidad de leer estas palabras de manera impresa, ¡demuestra que somos parte de la población más rica del mundo! Es la gratitud por lo que hemos recibido en este mundo, aunque pensemos en esto sólo durante 60 minutos cada día, lo que nos hace ricos.
Gracias Señor por tus bondades a mi vida!!!!!
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